En la vida hay muchas cosas que escapan aún al dominio del hombre, dado que su conocimiento sobre estos temas es escaso y además, difícilmente demostrable con fórmulas matemáticas, experimentos físicos o imagenes palpables. Este es el caso de las fuerzas que pueden ejercer en el "submundo" los llamados videntes, como diden por ahí, las meigas no existen, aunque haberlas las hay... Mucho se ha escrito y debatido sobre los conjuros, sobre las fuerzas del bien y del mal y todo lo que rodea este asunto, pero parece cierto que algunos gobiernos de países racionales y poderosos, tienen entre las filas de recursos humanos y especialistas, a personas aparentes poderes que les deben resultar útiles al menos a la hora de ser consultados ante ciertas decisiones de actuación. Está claro que de no tener estos gobiernos algún indicio de veracidad y efectividad sobre lo que estas personas pueden ofrecerles, sencillamente no serían consideradas de interés. Sin embargo, como ocurre en tantos ámbitos donde es casi imposible tener una imagen real y tangible cuando se quiere comprobar empíricamente los hechos, las dudas nos asaltan a cada paso y siempre se podrá poner en cuestión cada creencia o cada actuación. A pesar de todo ello, se podrían aplicar los mismos criterios de fe que aplicamos a la teología y las religiones, pero estas, quizás por estar sustentadas por instituciones centenarias y con respaldo oficial, probablemente no susciten tantas dudas, o quizás sea que el planteamiento de las dudas que suscitan no sea políticamente correcto y por eso no se cuestionan tanto o no tan abiertamente. No obstante, muchos de los basamentos de ambas cuestiones, las del ocultismo y las de religiones y creencias, están fundadas en sospechas parecidas, es decir, por un lado la necesidad del hombre de creer que no está solo en este inmenso universo y por otro, la observación de ciertos hechos reales que, salvo partiendo de supuestos espíritus haciendo de las suyas, de otra forma aún no tendrían explicación. Se habla cada vez más del efecto placebo de los medicamentos, de hecho, los laboratorios más importantes, están haciendo uso de estudios recientes que demuestran que si un medicamente es caro, cura mejor y más rápido que otro que no cueste tanto, aunque la composición de ambos sea la misma y la única diferencia sea el precio, pero precisamente por ello, los laboratorios suben los precios hasta alcanzar márgenes de usura, evidentemente no por curar mejor y más rápido a sus clientes, sino por otras razones menos honorables. El caso es que, la fuerza y el poder de la mente humana resulta aún impredecible, pero ya sabemos que existe tal poder y fuerza, aunque los hechos que lo dan muestras de ello sigan aún en la sombra y al alcance de unos pocos. Sea como sea, si los trabajos de quienes se dicen videntes, sanadores o adivinadores, ciertamente resultan útiles a mucha gente que encuentra en ellos, como mínimo, consuelo, sentimientos escuchados y algo de esperanza.
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