Los primeros poblamientos de Navarra pueden situarse en el paleolítico inferior con cazadores que, debido a la evolución del clima y los consiguientes cambios geágraficos, devienen en agricultores y pastores.
La llegada del Imperio Romano queda registrada, entre otros hechos, en la ocupación de la ciudad más importante por entonces de Navarra, Iruña, que pasa a llamarse desde entonces Pamplona; cuando Roma comienza su periodo de decadencia, las tribus vasconas consolidan su dominio de la zona, defendiéndose de las invasiones visigodas y francesas.
Por supuesto, ese no será el único enfrentamiento de los habitantes de Navarra: la llegada de los ejércitos musulmanes que pone en peligro la región y frente al cual se constituye una importante resistencia cristiana que terminará generando a los Iñigos, la primera dinastia navarra a la que sucederá los Jimenos, cuyo primer monarca logra hacer avanzar el dominio español hasta Nájera y Calahorra.
Sancho Garcés III logrará un dominio sobre una importante extensión del territorio cristiano organizando, además, el luego tan famoso camino de Santiago; sin embargo, el reino de Pamplona debe detener su avance en el siglo XI frente a las pretensiones de sus poderosos vecinos de Castilla y Aragón.
Entre 1076 y el 1134, Pamplona es incorporada a la corona de Aragón, de la cual se separará, finalmente, durante el reinado de García Ramírez, para recobrar su independencia política; en el siguiente reinado, ya bajo la orbita de Sancho el Sabio, el reino de Pamplona cambiara de nombe para convertirse en el reino de Navarra.
La muerte de Sancho VII en 1234 hace que el reino deba aliarse con Francia para sobrevivir ante el avance de sus ambiciosos vecinos de Castilla y Aragón ansiosos por aumentar su territorio.
Fernando el Católico invadira Navarra finalmente en 1512, incorporandola así a la corona de Castilla. Como gobernador instala un Virrey que ejerce la máxima autoridad, situación que se mantendrá durante varios siglos. En 1576 nace la Diputación del Reino que representa a las Cortes cuando estas no se reunen.
La guerra carlista hace que el Reino de Navarra se integre, bajo el rango de Provincia, al estado liberal, manteniendo sus instituciones y leyes, especialmente en todo lo que tenga que ver con el régimen fiscal y la administración.
Este sistema se mantuvo hasta la Constitución española de 1978, cuando Navarra se integra al nuevo sistema institucional gracias a la Ley Orgánica de Reintegración de 1982.
La actualidad económica de Navarra es sólida gracias a la transformación ocurrida desde el año 1964, cuando se produjo un fortalecimiento de las actividades comerciales gracias al Programa de Promoción Industrial que propiciaba el pase de la economía agricola a una economía industrial.
El éxito de las propuestas industriales puede verse en el indice de población: hoy en la Comunidad Foral de Navarra viven 643.713 habitantes, con un incremento anual del 0,7%.
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