Yo estuve allí. Lo vi o sufrí prácticamente todo, y lo que no, lo conozco de primera mano. Puedo certificar que la organización del concierto fue una puta mierda, de hecho podemos alegrarnos de que solo haya quedado en eso, en una puta mierda.
Os contaré algunas cosas. Empezaré por las pulseritas de los cojones. Se dieron más números para recoger la pulsera que pulseras había, así que mucha gente con su número tatuado en la mano no se vio en la obligación de hacer cola, hasta que a las tres y pico de la tarde les dijeron tararí que te vi, haga usted cola. El problema, la cola ya llegaba hasta el quinto pino, literalmente. Al final había en el foso gente con pulsera, con número y sin pulsera, sin pulsera y sin número, etc. Eso no es todo, en la puerta o acceso número uno se presentó una tipa preguntando por donde se entraba con la súper pulsera. La respuesta fue obvia, sonó a voces, como las de las supremas de Móstoles, “se entra por la puerta en la que hiciste cola y te entregaron la pulsera”, a lo que la niña, a la que mejor no describiré por no entrar en cuestiones políticas, responde; es que yo no tuve que hacer cola para conseguir la pulsera. Hace falta ser retrasada para restregar tal injusticia por la cara de quienes llevaban allí en la cola desde las ocho de la mañana.
Tampoco fue justo el trato que recibieron los minusválidos, al margen de no haber rampas, por lo que explicaba uno de los resignados hombres del chaleco amarillo, por cierto, el chaleco era suyo, un simple chaleco de esos que llevas en el coche, imagínese que nos da por putear a la organización y todos vamos al coche a por el puto chaleco, Springsteen pensaría que estaba tocando para una convención de conductores en apuros. El caso es que, como decía, no había rampas, o eso dijo el pobre chaval, quien no tenía ni puta idea de absolutamente nada relacionado con la organización, por ese motivo dejaron a un minusválido en la puerta durante horas, porque no sabían qué hacer con él, así que decidieron acompañarle hasta el foso, lo que sería una estupenda decisión si no fuese que lo decidieron apenas 30 segundos antes de que se abriesen las puertas, por lo que el pobre hombre acabó en el foso, sí, pero en el de los leones.
La estampida. Hacía tiempo que no veía una, no recuerdo ya el último concierto en la que me había sentido como un búfalo. Quienes hemos asistido a grandes conciertos sabemos algunas cosas que pueden evitar ciertos “problemillas”. Hay sobre todo tres cosillas fundamentales, se las dejo aquí anotadas por si usted decide algún día organizar macro-eventos. Lo primero, coloque bien las jodidas vallas de seguridad y anti pánico, no es tan difícil, si no sabe cómo, pregunte. Segundo, en una puerta (el primer acceso) donde deben registrar los bolsos y bolsillos del personal, no coloque a dos niños y dos niñas para intentar cachear a una 20.000 personas, aunque lleven un chaleco reflectante comprado en la sección motor del Corte Inglés, da igual. Por último, donde van a chequear las entradas (segundo acceso) conviene que los hombres del chaleco se coloquen al final de las vallas anti-pánico no delante y a puerta gayola. Por supuesto que también conviene que la vallas estén bien puestas. Es que la verdad es que hay mucho cabestro disfrazado de persona por mundo. Tenga esto último muy en cuenta.
No hace falta que mencionemos que se ha quedado gente con entrada en la puta calle y gente sin ella ha visto al boss casi en primera fila. Tampoco hace falta decir que gente que llevaba desde las 10 de la mañana acabó peor situada que personas que llegaron al recinto a las 7 de la tarde. En esto también puede influir la tremenda geta que tienen algunos, esto no pasa en un concierto de barricada o de rosendo, curiosamente los que se asustan de las pintas de los ultra rockeros son los que luego se van colando hasta en las colas de la charcutería de Carrefour. Pero bueno, es lo que hay con el boss, le gusta a todo el mundo, así que en sus conciertos te encontrarás todo tipo de personas, y todas ellas a su vez las puedes englobar en dos categorías, las educadas y las mal educadas.
Mucha gente se pregunta, cómo una empresa como Doc puede hacer semejante cagada con la experiencia que tienen. Pues no lo sé, pero tengo una “palpitación”, ¿cuánto costaría llevar hasta el recinto el número de vallas necesario y cuanto costarían el tipo de vallas adecuadas?, el resto de preguntas relacionadas con el presupuesto ya no son necesarias, ¿verdad?.
Los políticos no tienen la culpa, no. Eso está claro. Han firmado un contrato donde todo queda bien claro. Así que toda la responsabilidad cae sobre la promotora, está claro. Como siempre, no faltaría más. Los políticos no tienen la culpa, pero no la tienen de ser bobos, ni de que les votemos, por lo demás, tienen la responsabilidad de no haber exigido por contrato unas cuantas “cosillas” básicas para la seguridad y “tranquilidad” de sus ciudadanos. Tienen la culpa de no haber añadido un par de parrafitos al puto contrato. ¿Qué les costaba?, nada, un poquito de ganas, un poquito de sentido común, un poquito de experiencia, un poquito de formación quizá… en resumen, les faltó lo de siempre, ser un poquito competentes.
Sobre Springsteen habrá que decir algo también, solo faltaría que no comentásemos nada del Jefe al hablar de uno de sus conciertos, aunque dadas las circunstancias sería lo normal, el boss no se lo merece. Pues bien, Bruce sigue siendo el de siempre, solo que ahora tiene 60 años. Me gustaría verlo como antaño, también me gustaría a mí tener veinte años menos, pero es lo que hay, ni el propio boss se ve como antes como él mismo ha reconocido, sería imbécil si lo hiciera. Pero esto le hace más boss si cabe. Sabe de donde viene y es consciente a donde ha llegado. Ha escogido seguir adelante y lo hace con honestidad y nobleza, y de momento mantiene un altísimo nivel vocal a pesar de la exigencia física a la que se somete, sigue siendo el más currante. Ese es su espectáculo y lo mantendrá hasta que sus fuerzas le abandonen. Cuando eso ocurra, creedme, se verá lo mejor de Bruce Springsteen desde hace mucho tiempo.
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