Historia de Navarra Los vascones Los vascones, los vascos de la época romana, eran los habitantes de la futura Navarra con algunas variaciones en los límites: estaban asentados también en la franja oriental de la actual Guipúzcoa hasta Oiasso, que es Irún. Más allá estaban los várdulos, los caristios y los autrigones. Son los vasconizados posteriormente constituyendo las denominadas por esa vasconización Provincias Vascongadas, vasconizadas. Los romanos les dieron a los vascones territorios y ciudades del Ebro que antes habían sido celtibéricos como Calahorra (Calagurris) y Alfaro (Gracchurris) y por el Este las de los iberos hasta más allá de Jaca y de Alagón. Porque los vascones no se enfrentaron con los romanos, no se registran batallas contra ellos, sino que fueron aliados e incluso se hicieron fieles de Pompeyo como patrono. Éste fundó Pamplona en 75 a. J. C. como ciudad romanizada en una ciudad vascona, Iruña. El nombre de Pamplona viene de Pompelo según las inscripciones halladas en 2004, no de Pompaelo, y expresa la romanización de lo vasco: Pompelo=Pompei illum, que significa la ciudad de Pompeyo, con la palabra ciudad expresada en vasco, ciudad=illum y también iri e iruñ; y Pompei = "de Pompeyo", en latín. Se trata de Pompeyo el Grande, Cneus Pompeius Magnus (106-48). Pero ya su padre, Cneo Pompeyo Estrabón es el firmante del decreto que concede la ciudadanía romana y otras recompensas a la turma Sallvitana, un escuadrón de treinta jinetes hispanos, entre los que había vascones, por su meritoria actuación en la batalla de Ausculum (Áscoli). El texto aparece en una placa de bronce del Museo Capitolino de Roma. En el pueblo de los vascones se habían ido integrando prehistóricamente diferentes etnias; y en el territorio que políticamente fue de los vascones se incluyeron, en sucesivas ampliaciones en el siglo I a. J. C., territorios de pueblos vencidos por los romanos y con las que les favorecieron a sus fieles aliados los vascones. Así integraron los vascones en su comunidad política parte de los territorios que antes fueron de los berones (celtíberos), los de Calahorra y Graccurris (Alfaro), todo el territorio de los iacetanos (hasta más allá de Jaca y hasta ser fronterizos con los ilergetas por el Nordeste); todo el territorio de los suessetanos de la futura comarca zaragozana de las Cinco Villas, por el Este; y hasta más alla de Alauona (Alagón), hasta ser fronterizos con los sedetanos (iberos), por el Sudeste. En la reorganización de las Hispanias realizada por Augusto (27-7 a. J. C.), los vascones están en el convento jurídico de Caesaraugusta, mientras que várdulos, caristios y autrigones están en el de Clunia. Este hecho, indicador de que son pueblos diferentes, es a su vez un nuevo hecho diferencial. La asimilación sobrevendrá posteriormente cuando el proceso de vasconización de los várdulos, caristios y autrigones iniciada en 581 d. J. C. Políticamente están ya en la época de Augusto en dos entidades diferentes cuyo lazo común en lo político es una entidad más amplia, la Hispania (España) Citerior Tarraconense dentro de Hispania y del Imperio romano. Como en la actualidad la entidad política común es el Reino de España. Los vascones estaban en un nivel de desarrollo social simplemente tribal, que no superaron hasta comienzos del s. IX d. J. C. Pero tenían ciudades como Oiasso (Irún), Pompaelo (Pompelon, Pompeluna, estipendiaria), Iturrissa (Ateabalsa, cerca de Espinal), Bitouris (Vidaurreta), Andelos (estipendiaria, Andión, cerca de Mendigorría), Nemantourissa, Cournonium (Los Arcos), Cascantum (Cascante, municipio latino viejo)), Ergavica (municipio latino viejo, Yerga, cerca de Fitero), Tarraga (ciudad federada, en Los Bañales, Layana), Muscaria (Mosquera, cerca de Tudela), Segia (Ejea de los Caballeros), Alavona (Alagón), Ilumberri (estipendiaria, Lumbier), Cara (Santacara, estipendiaria), Aracilus (Huarte Araquil, estipendiaria), Araciel, Iaca (Jaca, estipendiaria), Graccurris (municipio latino viejo), Calagurris (municipio romano, Calahorra). El idioma de los vascones era el antecesor del vasco actual, como el castellano tiene como antecesor el latín. Se suele denominar protovasco, vasco primitivo, al idioma que hablaban los vascones. Es un idioma, no sólo prerromano, sino preindoeuropeo. Y contiene muchas palabras tomadas de los idiomas con los que ha estado en contacto. Quizá ésta ha sido una de las causas básicas por las que ha subsistido. La capacidad que tiene el vasco y que han tenido sus hablantes, aunque ahora algunos la están eliminando, la capacidad de integrar palabras de otros idiomas, añadiéndoles las desinencias vascas y así vasconizando esas palabras. Paz se dice pakea, de pax, pacis, pakem, que se pronunciaba pakis, pakem, en el latín clásico, que es el del s. I a. J. C., cuando llegaron los romanos a la futura Navarra. El vasco primitivo sobrevivió, porque además, los romanos los dejaron en paz al ser los vascones aliados y fieles, y al no tener sus tierras mucho valor, aunque se romanizaron como los demás: en Oiasso, que es Irún, había un puerto romano, que ya existía en el año 10 a. J. C., en la época de Augusto, de la misma envergadura que los de Marsella, Burdeos o Londres, como demostraron las excavaciones de 1998. Los demás pueblos de Hispania, no sólo aprendieron el latín, sino que lo hicieron su idioma propio e incluso olvidaron el suyo prerromano. Idiomas como el tartesio, el ibero, el celta, el fenicio..., todos desaparecieron, algunos de ellos, de pueblos mucho más cultos que los vascones. La palabra vascones es el nominativo plural en latín de la expresión recogida por los romanos de la que utilizaban los habitantes de la futura Navarra para autodenominarse en su idioma protovasco. Pero la uve en el latín de la época se pronunciaba u. De modo que "vascones" se pronunciaba uáscones, como plural de uasco o, quizá mejor, uasc, que es la etimología más probable de vasco. De uasc o eusc, viene euskera, euskaldún... Y también de ahí viene vasco. Y tan vasco o eusquérico es decir euskera, o euskara, como decir vasco para denominar la lengua vasca.
En la descripción de los geógrafos romanos de la tierra de los vascones, aparecen las expresiones saltus vasconum y ager vasconum; pero, por lo que explica y demuestra con las fuentes en la mano Laborda (2003), es totalmente infundado ver ahí una distinción entre el "saltus", que significaría bosque o monte y correspondería a la Montaña actual, y el "ager", que significaría tierra apta para la labranza y correspondería a la actual Ribera: ager vasconum significa, en realidad, tierra de los vascones, y saltus vasconum significa, en realidad, predio o finca de los vascones. O sea que son expresiones equivalentes. Porque el saltus es también una medida de superficie agraria que equivalía a varios cientos de hectáreas al principio y a 1250 hectáreas al final, utilizada como macromagnitud para dimensionar los latifundios. Y en los textos en los que aparecen las expresiones ager vasconum y saltus vasconum tienen el significado que se indica y que es equivalente como se deduce del contexto de ambos textos y de su contenido a la luz, además, de textos equivalentes. Los vascones no aceptarán el poder visigodo, al contrario que el de Roma, al que habían sido siempre fieles. Los bagaudas (quizá vascones) son bandas sublevadas de saqueadores que aparecen al decaer la autoridad romana y sobrevenir las invasiones. Los vascones se sublevan, como tantas otras veces, y son vencidos en 581 por los visigodos (que fundan Vitoria como fortaleza de control). Huyendo algunos de los vascones de la represión visigoda, penetran ahora, en 581, en la tierra de los várdulos, caristios y autrigones e inician su vasconización, dando origen a las Vascongadas (vasconizadas). También penetran entonces (581-587) los vascones desde Navarra en el suroeste de Francia y lo vasconizan, originándose allí, en Francia, más tarde el ducado de Vasconia (s. VII). Desde Francia, se denominará en sus crónicas del s. VII a los vascones de la actual Navarra, Spaniae Vasconum, vascones de España, y a su región, Spano Guasconia (Vasconia), Vasconia hispana o española.
EL REINO DE PAMPLONA El núcleo de resistencia de los vascones de Navarra frente a la invasión musulmana desde el siglo VIII cristaliza como Reino de Pamplona en el siglo IX con Íñigo Arista como primer rey de nombre conocido. Si no aparece este reino en el siglo VIII, no es porque los vascones se sometan al Islam, sino porque no tienen aún capacidad para constituir un Estado, debido a que están en un nivel tribal de desarrollo social. Porque en ese siglo VIII, se rebelan continuamente contra los musulmanes. Y tampoco aceptan la soberanía carolingia como lo demuestra la resonante victoria en la batalla de Roncesvalles en 778 contra el ejército de Carlomagno. Ni aceptan la soberanía de los reyes de Asturias, que pretendían continuar la monarquía visigoda para rechazar la dominación de los invasores islámicos. Lo cual es un objetivo muy loable, pero los vascones nunca habían aceptado precisamente la soberanía de los reyes visigodos, a diferencia de la de Roma. La victoria en la segunda batalla de Roncesvalles en 824 consolida la independencia respecto a Francia, el trono de Íñigo Arista y el inicio del reino de Pamplona. Íñigo Arista y sus sucesores del mismo siglo IX forman la llamada hoy dinastía Íñiga. Aunque algunos importantes historiadores actuales pretenden no considerar como reyes a los de la dinastía Íñiga Íñigo Arista (824-851), García Íñiguez (851-882), Fortún Garcés (882-905), así los consideran las fuentes en árabe de los cronistas de Al Andalus y todos los historiadores siguientes con las excepciones aludidas. La dinastía Íñiga es sustituida desde 905 por la dinastía Jimena con Sancho Garcés I como iniciador. La dinastía Jimena tiene su punto culminante con Sancho III el Mayor (1004-1035), que llega a ejercer la hegemonía sobre todos los reinos cristianos del norte y por eso el abad Oliba, que dirige la política de Cataluña, le denomina Rex Ibericus y el obispo Bernardo de Palencia, rey de los reyes de España. El reino de Pamplona tiene reyes comunes con Aragón en varias series. Una, con la dinastía Jimena desde 923 en que Sancho Garcés I rey de Pamplona casa a su heredero García Sánchez II con Endregoto Galíndez, heredera de Galindo Aznar II, conde de Aragón, hasta el final de la época de Sancho III el Mayor, 1035; cuando reinan en Pamplona y en Aragón (y no que Aragón sea una parte y menos una dependencia del reino de Pamplona). Otra serie de reyes comunes es desde el asesinato en Peñalén de Sancho IV en 1076, cuando los reyes de Aragón Sancho Ramírez, Pedro I y Alfonso I el Batallador, reinan sucesivamente también en Pamplona (y no que la futura Navarra sea una parte, ni menos una dependencia del reino de Aragón), hasta 1134, cuando no es aceptado el testamento de Alfonso I el Batallador y en la futura Navarra se proclama rey del reino de Pamplona a un descendiente de Sancho IV el de Peñalén al que se le solía denominar García V el Restaurador (hoy le llaman IV, los que no cuentan al sucesor de Íñigo Arista, García Íñiguez), mientras que en Aragón proclaman rey a Ramiro II el Monje, hermano de Alfonso I el Batallador. Sancho VI el Sabio, sucesor de García V, proclama en 1162, el reino como reino de Navarra, que seguirá existiendo hasta que lo suprimen
La dinastía vascona de Íñigo Arista crea el reino de Pamplona en el siglo IX, cuando los vascones van superando el nivel tribal. Y la siguiente dinastía vascona, o vasca, la iniciada en 905 por Sancho Garcés, culmina con Sancho III el Mayor (1004-1035), que es llamado rex Ibericus, porque tenía el control o la supremacía sobre todos los reinos cristianos, ninguno de los cuales se llamaba España, pero sí el conjunto de todos ellos. Sancho III el Mayor, en 1033, dice reinar "en Aragón, en Castilla, en León, de Zamora hasta Barcelona y en toda Gascuña". El reino de Castilla y el reino de Aragón surgen de esta dinastía vascona (vasca) del reino de Pamplona que pasa a denominarse reino de Navarra desde 1162 con Sancho VI el Sabio. Los pueblos hispanos de estos futuros reinos de Castilla, de Aragón, el de los vascones de Navarra, junto con los de los demás reinos y estados de la futura España cristiana medieval, eran España, Hispania, desde la época romana en la que, con la cristianización de los pueblos hispanos romanizados, surge España e incluso el nombre de España, Hispania. Navarra es España desde su inicio, desde la Hispania romana. Navarra es España como una de las comunidades fundadoras de España. Y también las Vascongadas estarán integradas en España sin problemas hasta que a una parte de los vascongados les llegue el contagio nacionalista que antes infectó al resto de España junto con el liberalismo en el XIX. Navarra es España desde su inicio, desde la Hispania romana. Navarra es España como una de las comunidades fundadoras de España. Y también las Vascongadas estarán integradas en España sin problemas, hasta que a una parte de los vascongados les llegue el contagio nacionalista que antes infectó al resto de España junto con el liberalismo en el XIX.
LAS NAVAS DE TOLOSA (1212) Victoria cristiana que produce el declive almohade conseguida por las mesnadas de los reyes Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII el Fuerte de Navarra. Este último tiene una actuación muy destacada y consigue un botín tan grande que podrá después prestar grandes sumas a otros monarcas como un gran financiero
Características de la unión de los reinos de España: son reinos unidos. Es incorrecto decir que eran dependencias de Castilla. Siguen siendo reinos (autonomía constitucional) y siguen teniendo cada uno de ellos sus Cortes y demás instituciones propias (autonomía política), incluso su idioma propio, aunque asumen el castellano, no por ninguna normativa legal, por la importancia cultural y económica de Castilla, cuya peso demográfico y económico es siete veces mayor que la suma de todos los demás. También es incorrecto decir que eran reinos independientes, o que no tienen ninguna institución común, porque tienen al rey como institución común, y esto es un vínculo muy fuerte porque el rey reina y gobierna (antes del liberalismo), y además desde Fernando el Católico se inicia el autoritarismo renacentista que pasará a ser absolutismo en el siglo XVIII con los Borbones, sobre todo con el despotismo ilustrado. Con los Reyes Católicos no surge España, puesto que España ya existía desde la romanización y la cristianización de los pueblos hispanos prerromanos. Tampoco aparece el "Estado español", puesto que sigue habiendo una pluralidad de Estados españoles que existían desde hacía siglos. Ni siquiera quisieron los Reyes Católicos ostentar como título el de reyes de España, puesto que no lo eran de Portugal, que se consideraba España, como decía Camoens; pues procedía de la Hispania romana y visigoda. Estos reinos estaban unidos porque ya eran España, la lucha en común de ocho siglos durante la Reconquista para la liberarse de los invasores anticristianos había reforzado su unidad, ahora casi todos pasan a ser regidos por los Reyes Católicos, y la defensa de la Cristiandad católica que asumen a escala mundial los reinos de la monarquía hispánica con los Reyes Católicos y los Austrias intensifica su unidad en su diversidad. Causas de la unión de los reinos Causa ocasional o circunstancial: la unión dinástica: el matrimonio y la herencia de los reyes. O la reconquista, como Granada (1492). O, en el caso de Navarra, el destronamiento y excomunión (1512) de sus reyes anteriores (Catalina de Foix y Juan de Albret). Causa fundamental: que esos reinos ya eran España (desde que surge Hispania como una unidad plural bajo la civilización romana y la cristianización; e intensificada la conciencia de la unidad por la empresa común de la Reconquista durante ocho siglos). Canarias desde su conquista se españoliza y entra en la civilización. La entrada de Canarias en la civilización es ya directamente en la civilización hispánica. Los reinos de la Corona de Aragón en Italia ya estaban en la dinastía, pero no se unirán porque no son España. Navarra y Aragón Habían tenido varias series de reyes comunes sin "depender" Aragón de Navarra, ni Navarra de Aragón: ni cuando fueron reyes de Aragón los reyes del Reino de Pamplona, desde el año 923, en que Sancho Garcés I rey de Pamplona casa a su heredero con Endregoto Galíndez, heredera de Galindo Aznar II, conde de Aragón, hasta el final de la época de Sancho III el Mayor, 1035; ni cuando fueron reyes de Pamplona los reyes de Aragón, Sancho Ramírez, Pedro I y Alfonso I el Batallador, desde 1076 hasta 1134. Como no "dependen" los de 2ºB de los de 2ºC, ni viceversa, por tener el mismo profesor de Historia. No se creen una Nación Soberana.
El reino de Castilla ampliado con La Rioja y Vascongadas, arrebatadas a los reyes de Navarra y Pamplona (no a Navarra, porque en la Edad Media un reino no era posesión de otro, pues aún no les habían hecho creer en el mito del Pueblo Soberano o de la Soberanía Nacional) Las Cortes del Reino de Navarra se originan a lo largo de un proceso que se desarrolla entre 1231 y 1328/1330 En 1231, Sancho VII el Fuerte convoca a representantes de municipios junto a los de los otros estamentos para hacer aceptar su prohijamiento mutuo con Jaime I el Conquistador, por el que intentaba convertir al rey de Aragón en heredero de Navarra. La sucesión no vendrá por ahí, sino a través de su hermana, que por su matrimonio da paso a la Casa de Champaña (1234-1274), que desemboca en Juana I, la cual, por su matrimonio con el rey de Francia Felipe IV el Hermoso, propicia la presencia en el trono de Navarra de la Casa Real de Francia (1274-1328), hasta que desemboca en Juana II, que no puede reinar en Francia por la ley Sálica, pero sí en Navarra, lo que se aprovecha en Navarra para desligarse de los despóticos gobernantes franceses. En 1328, sucesivas asambleas del reino, que incluyen representantes de las buenas villas, es decir, del estado llano, reconocen como reina a Juana II casada con Felipe de Evreux (Felipe III), y van seguidas de la reunión de los tres Estados en 1329 en la que son alzados como reyes de Navarra tras jurar sus fueros, y de la reunión de las Cortes en 1330 en la que se establece el Amejoramiento del Fuero de Felipe III. Y además quedan así ya regularizadas las reuniones de las Cortes. LAS CORTES DE NAVARRA ANTECEDENTES Y ORÍGENES MEDIEVALES Como en todos los reinos de España, se originan cuando los reyes convocan, además de a nobles y a eclesiásticos, a representantes del estado llano, tras desarrollarse los municipios en la primera mitad de la Plena Edad Media. Por eso, las Cortes aparecen en la segunda mitad (siglos XII-XIII). Las del reino de León, en 1188, que son el parlamento más antiguo de Europa. Se discute si ya en 1160 hubo Cortes en Castilla. Las Cortes de Navarra se originan entre 1231 y 1328/1330 En 1231, Sancho VII el Fuerte convoca a representantes de municipios junto a los de los otros estamentos para aceptar su prohijamiento mutuo con Jaime I el Conquistador, por el que intentaba convertir al rey de Aragón en heredero de Navarra. En 1328, sucesivas asambleas del reino, que incluyen representantes de las buenas villas (del estado llano), reconocen como reina a Juana II casada con Felipe de Evreux (Felipe III), y van seguidas de la reunión de los tres Estados en 1329 en la que son alzados como reyes de Navarra tras jurar sus fueros, y de la reunión de las Cortes en 1330 en la que se establece el Amejoramiento del Fuero de Felipe III. Quedan así ya regularizadas las reuniones de las Cortes.
LAS CORTES DE NAVARRA EN LA EDAD MODERNA Navarra después de 1512, sigue siendo un "reino de por sí" con todos sus fueros e instituciones. Entre ellas sus Cortes, que no sólo se mantienen, sino que es en la Edad Moderna cuando desarrollan más su actividad y sus competencias. Navarra desarrollará ahora además otras instituciones autonómicas como la Diputación del Reino.
Composición Las Cortes son estamentales como lo es la sociedad. En el primer Estado, el brazo eclesiástico, se incluyen el obispo de Pamplona, el vicario general del obispado, el deán de Tudela, el prior de Roncesvalles, el de los caballeros Hospitalarios de San Juan y los abades de los monasterios de Leire, La Oliva, Irache, Iranzu, Fitero, Urdax (y en la época medieval el de Montearagón) y el administrador de Marcilla. El brazo militar, o Estado nobiliario, incluye en primer lugar a los miembros de la alta nobleza, los nobles de título, llamados en la Edad Media ricoshombres, y por otra parte a la nobleza media, los caballeros, que son los dueños de los "palacios de cabo de armería". Los títulos son media docena en la época de los Austrias y los caballeros palacianos con asiento en Cortes un centenar largo. La baja nobleza, la multitud de hidalgos, no son convocados, aunque sus antecesores medievales, los infanzones, tuvieron en sus Juntas, como la de Obanos, un papel destacado en los antecedentes originarios de las Cortes. El Estado popular o brazo de "las universidades" (universal o del común) estaba compuesto por los procuradores representantes de las ciudades y buenas villas que tenían derecho de asiento en Cortes, que eran en la Edad Media 23 y llegaron a 38 en 1753. Los que representan al estado llano son los procuradores de las ciudades con asiento en Cortes, enviados con mandato imperativo (hasta 1621) por los que las rigen, que, en la Edad Moderna, van siendo cada vez más oligárquicos en algunos casos, y no "gobernantes elegidos por el pueblo de entre el pueblo", como propugna santo Tomás de Aquino. Convocatoria: sigue correspondiendo a la Corona representada por el virrey. Se siguen convocando a lo largo de los tres siglos de la Edad Moderna, incluso en las épocas del absolutismo borbónico y del despotismo ilustrado e incluso en las épocas absolutistas de Fernando VII en el primer tercio del siglo XIX. En la época de los Austrias (XVI-XVII) se convocaron 62 veces. En la de los Borbones del XVIII, 10 veces. Y tres más en el primer tercio del siglo XIX. Las últimas Cortes de Navarra como reino fueron las de 1828-1829. Competencias: Petición de leyes (aprobación de las leyes para ser firmadas y promulgadas por el rey). Concesión del donativo o servicio (aprobación de los impuestos, que era para lo que las convocaba el virrey). Reparo de agravios, previa a todo lo anterior (reclamación contra las transgresiones de las leyes: contrafueros). Se debía publicar el "Cuaderno de leyes y agravios" como condición previa a la concesión del donativo. Funcionamiento: los Tres Brazos conjuntamente debatían los asuntos. Pero votaban por separado como tres asambleas; cada Brazo definía su posición por mayoría de votos. Y, para que hubiera acuerdo de las Cortes, los Tres Brazos debían concordar. Mandato imperativo: los procuradores debían votar obedeciendo las instrucciones del municipio al que representaban. Al final, ya se conceden poderes generales a los procuradores para que no tuvieran que regresar una y otra vez a obtener nuevos poderes. Significado de las Cortes del Reino de Navarra: representan al Reino ante su Rey, de modo que se denominan abreviadamente "el Reino". Existe en el claustro de la Catedral de Pamplona una puerta de entrada "del Reino" en su sala de deliberaciones, la Puerta Preciosa; y existe una "Marcha para la entrada del Reino", que es el Himno de Navarra actualmente, y significa la entrada de los representantes del Reino reunidos en Cortes.
Pervivencia de las Cortes del Reino de Navarra
Bajo los Reyes Católicos y los Austrias, con todas las distorsiones autoritarias renacentistas que van sobreviniendo, todavía siguen siendo convocadas las Cortes frecuentemente, e incluso obtienen nuevas competencias como éstas de las Cortes del Reino de Navarra y de su Diputación. Felipe II con todo su poderío coexiste con esta autonomía. Por eso, no se puede calificar la Monarquía Hispánica del XVI y del XVII como monarquía absoluta, sino todo lo más como monarquía autoritaria en algunos momentos y en algunos aspectos.
La monarquía se va haciendo absoluta con los Borbones del XVIII, eso significa que las Cortes sean convocadas con menos frecuencia.
FINAL DE LAS CORTES DEL REINO DE NAVARRA Es el liberalismo y el nacionalismo que viene con él lo que suprime las Cortes del Reino de Navarra, al suprimir el propio reino de Navarra e imponer el centralismo, tras los primeros intentos con la Constitución de Cádiz en 1812 y 1820, definitivamente al vencer en la Primera Guerra Carlista (1833-1840). Lo mismo el nacionalismo españolista de la Constitución de Cádiz y las siguientes que el nacionalismo antiespañolista del vasquismo son contrarios a la autonomía de Navarra. No sólo tienen las mismas ideas, sino que es el mismo nacionalismo aplicado a una u otra "Nación" o "Pueblo", al que proclaman como soberano absoluto.
En el sistema autonómico actual establecido por la LORAFNA (Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento Foral de Navarra de 1982), el Parlamento de Navarra se denomina también Cortes de Navarra, pero no Cortes del Reino de Navarra. La existencia de las Cortes desde la Edad Media y su pervivencia en la Edad Moderna es una expresión todavía sin perfeccionar de la democracia tradicional, la democracia como participación en el poder por parte del pueblo constituido por todos los estamentos. Todavía sin perfeccionar, porque no participaban todos en la elección; las ciudades con asiento en Cortes, se resistían a que otras localidades, sobre todo rurales, tuviesen representación. La democracia tradicional, la democracia como participación en el poder por parte del pueblo no tiene nada que ver con la doctrina del Pueblo Soberano, núcleo del liberalismo, proclamada por la oligárquica clase política que controlará, en nombre de ese Pueblo Soberano, el poder del Estado que se hace más absoluto en la Edad Contemporánea.
Los Fueros Descentralización. Autonomía. No intervencionismo. Iniciativa popular, social. Elevada a ley. Institucionalizada. Fueros. Pactismo, no absolutismo. Los fueros son las costumbres elevadas a la categoría de ley por los reyes (con la aprobación de las Cortes cuando las haya). Las propias organizaciones las crea la sociedad y después los reyes les dan un fuero que las convierte en instituciones, las oficializa (les da a sus decisiones validez oficial, pública, estatal) y las sigue dejando autónomas. Así los gremios, las Universidades, la Mesta. Como los municipios y las mismas Cortes. Lo feudal dicho así genéricamente (y peyorativamente por los partidarios del estatismo) se refiere a que personas particulares o grupos particulares ejercen funciones públicas, estatales, no sólo los nobles ejerciendo el gobierno, el mando militar y la función judicial en sus señoríos o en sus feudos (donde los haya, porque en España no habrá un pleno y propiamente dicho feudalismo), sino también los gremios, los municipios, las universidades, la Mesta.
Carlos III el Noble Rey de Navarra (1387-1425). Renuncia a la política de tenaz defensa de los feudos de su familia en Francia que había desarrollado su antecesor, Carlos II el Malo, llamado así por cronistas franceses debido a los problemas que creó en Francia en defensa de sus derechos y no porque fuese malo para Navarra. Pero fue mejor Carlos III el Noble, cuyo sobrenombre significa, en el habla navarra, "el bueno". Se contenta con feudos mucho menores y más alejados que los que le correspondían, pero consigue la paz. Esto abre una época favorable para Navarra, pese a las pestes y la merma demográfica que producen hasta principios del XV. Sólo con lo que se ahorra de gastos de las guerras evitadas en Francia, Carlos III tiene una gran cantidad de dinero que invierte en magníficas obras arquitectónicas y escultóricas, como los palaciegos castillos reales de Olite (1399) y Tudela (1388) y la catedral de Pamplona (iniciada en 1394 y financiada por los propios eclesiásticos). Destaca por su excepcional valor artístico el cáliz de esmaltes que donó a Santa María de Ujué en 1394. Fortalece las instituciones municipales de Tudela y, sobre todo de Pamplona, en la que, al promulgar el Privilegio de la Unión en 1423, unifica los tres municipios que la dividían desde siglos, tan conflictivamente en el pasado, el Burgo de San Cernin, La Población de San Nicolás y La Ciudad de la Navarrería. Es el verdadero fundador del municipio de Pamplona; no porque no existiese municipio en Pamplona con anterioridad, sino porque existían demasiados. Creó la merindad de Olite añadiéndola a las otras cuatro ya existentes como subdivisiones administrativas del reino de Navarra. También potenció a la nobleza configurándola a base de títulos nobiliarios y, en 1423, creó el principado de Viana para el heredero de la Corona de Navarra. La sucesión Un lunar de su trayectoria es la escasa solidez de la sucesión que dejó, cuando la obligación de un rey es tener el suficiente número de hijos en legítimo matrimonio, como para superar la mortalidad, y dejar así la sucesión bien asegurada; porque la monarquía es un sistema para transmitir la sucesión en la jefatura del estado por vía hereditaria, automáticamente . Pero este rey tuvo desavenencias conyugales con su esposa Leonor de Trastámara, que permaneció largas temporadas fuera del reino de Navarra, quizá también debido a problemas psíquicos de ella. Carlos III y la reina Leonor son los que aparecen retratados en la magnífica escultura yacente de la Catedral de Pamplona. Carlos III, como su padre y sus hermanos, tuvo una serie de hijos extramatrimoniales a todos los cuales dotó sobradamente de títulos, colocándolos como primeras figuras de la alta nobleza ahora estructurada y cuyos sucesores protagonizan los conflictos de la gran crisis de Navarra desde 1451 hasta 1512. Como sucesora dejó a una hija, Blanca de Navarra (1425-1441), casada con Juan de Aragón (1425-1479), un segundón ambicioso, el cual, no contento con ejercer como rey en Navarra mientras reinó su esposa, a la muerte de ésta, usurpó el reino a su propio hijo el príncipe de Viana (1441-1461) y fue el causante del inicio de esa crisis.
La gran crisis de Navarra (1451-1512) La guerra civil entre agramonteses y beamonteses a la que se superponen los enfrentamientos dinásticos y los internacionales de España con Francia. Juan II de Aragón (1425-1479), un segundón ambicioso, hermano del rey de Aragón Alfonso V el Magnánimo, ejerció como rey en Navarra mientras reinó su esposa, la reina propietaria Blanca de Navarra (1425-1441), hija y sucesora de Carlos III el Noble. A la muerte de ésta en 1441, usurpó el reino a su propio hijo el Príncipe de Viana, Carlos, y fue el causante del inicio de esa crisis. En 1451 estalla la guerra civil en Navarra entre los beamonteses, que apoyan al Príncipe de Viana, Carlos, y los agramontese que apoyan a Juan II. La guerra civil se extiende también a la Corona de Aragón, al ascender Juan II a ese trono con lo que el Príncipe de Viana, Carlos, se convierte en heredero de dicha corona, hasta que muere en 1461. Juan II a continuación usurpó el trono de Navarra a su siguiente hija Blanca (ex esposa de Enrique IV de Castilla), hasta que muere en 1464. Y después a Leonor, casada con Gastón de Foix. En 1479, al morir Juan II de Aragón, Navarra no sigue unida a Aragón porque mientras en Aragón, reina Fernando el Católico, hijo del segundo matrimonio de Juan II con Juana Enríquez, en Navarra, asciende al trono Leonor, que muere el mismo año 1479, y entonces asciende al trono de Navarra su nieto Francisco Febo de Foix (1479-1483). Desde 1483, reina en Navarra la hermana de éste Catalina de Foix, casada con Juan de Albret o Labrit, excomulgados en 1512 y, aprovechando este hecho, destronados entonces por Fernando el Católico, que mantiene a Navarra como reino y que ocupa su trono, con la aquiescencia de las Cortes de Navarra el mismo año 1512 , En 1515, en las Cortes de Burgos, declara a Navarra unida a los reinos de Castilla, manteniendo Navarra su categoría de reino, sus fueros y sus Cortes, como la mantendrá hasta el final del primer tercio del XIX.
Incorporación de Navarra a la Corona de Castilla (1512-1515) por el destronamiento por excomunión (1512) de sus reyes anteriores (Catalina de Foix y Juan de Albret). El rey de Francia Luis XII, que, para doblegar al Papa en lo político, le estaba creando en lo religioso un cisma, y por ello estaba ya excomulgado, había obligado a aquellos reyes Catalina de Foix y Juan de Albret, bajo la amenaza de arrebatarles sus feudos franceses, a pactar con él. Los utilizaba, lo mismo que hacía con los agramonteses, el bando permanentemente en guerra desde 1451 con los beamonteses. Estos eran mayoritarios en Navarra y partidarios de la unión con Castilla. Pero el pacto firmado por los reyes de Navarra con Luis XII de Francia les comprometía a impedir el paso de los ejércitos de la Santa Liga, que era la alianza formada contra el rey de Francia para hacer valer la excomunión contra él y destronarlo. En el tratado de la Santa Liga, el Papa se había comprometido a excomulgar a cualquier rey que intentase impedir el paso de los ejércitos que tratasen de hacer valer la excomunión contra el rey de Francia. Fernando el Católico, en cuanto se produce la firma del pacto de los reyes de Navarra con Luis XII (18.07.1512), hace entrar las tropas de Castilla desde Álava (21.07.1512) y solicita al Papa que excomulgue a los reyes de Navarra. Estos huyen ante la escasez de sus apoyos por la perspectiva de su excomunión, mientras los beaumonteses, mayoritarios en Navarra, apoyan la incorporación a la Corona de Castilla. La primera bula de excomunión también está fechada el 21.07.1512 y, cuando llega, Fernando el Católico toma el título de rey de Navarra. La segunda es de 18.02.1513. Fernando el Católico, aceptado como rey de Navarra por sus Cortes, la mantiene como reino, con sus fueros, su Consejo Real y sus propias Cortes, y la integra entre los Reinos de Castilla en las Cortes de Burgos de 1515. Francia siguió intentando anexionar Navarra utilizando a los agramonteses y a Enrique II de Albret, hijo de los reyes destronados, y la invadió en 1521, pero al conquistar momentáneamente Pamplona, no sólo no proclama rey de Navarra a Enrique II, sino que ni siquiera le permite la entrada en Navarra. La invasión francesa será finalmente derrotada en la batalla de Noáin en 1521 mismo. En 1527, España evacúa la Baja Navarra, porque era difícil de defender al estar al otro lado de la barrera pirenaica. Esto les vale a los Albret y a sus descendientes para seguir detentando el título de reyes de Navarra. Esta descendencia desemboca en el que llega a ser rey de Francia como Enrique IV. Él y sus sucesores, los Borbones del barroco, se hacen llamar reyes de Francia y de Navarra, que parecía más glorioso. Navarra sigue siendo un reino y por eso tiene un virrey, y sigue teniendo Cortes de Navarra todo ello hasta el primer tercio del XIX, cuando será suprimido por el centralismo liberal que reducirá Navarra de reino a provincia, arrebatándole sus fueros constitucionales y políticos y dejándole un residuo de fueros sólo administrativos, los de la Paccionada de 1841, lo que, aun así, será infinitamente más autonómico que el régimen de las provincias comunes, porque en ellas la autonomía era nula. Causas de la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla (1512-1515) La causa ocasional es el destronamiento por excomunión (1512) de sus reyes anteriores (Catalina de Foix y Juan de Albret). Con el trasfondo de la gran crisis de Navarra desde 1451 hasta 1512: la guerra civil entre agramonteses y beamonteses a la que se superponen los enfrentamientos dinásticos y los internacionales de España con Francia. La causa fundamental es que Navarra ya era España. Lo era desde el principio de España y de Navarra: desde que surge Hispania como una unidad plural con la civilización romana cristianizada (en la que se integran los vascones pacíficamente); e intensificada la conciencia de la unidad por la empresa común de la Reconquista durante ocho siglos en la que los vascones del reino de Pamplona y del reino de Navarra tienen un papel fundacional.
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